Un dolor

Es como un dolor, no más bien es como una punzada en mi pierna.

Una punzada que se extiende desde mi espalda baja hasta el dedo más pequeño de mi pie. Es aleatorio, antes no era así, antes sabía que estaba acompañándome en todo momento, pero desde hace ya unos meses decidió dejar de estar a mi lado y solo aparecer en los momentos cuando más incómodo me siento.

Fue el auto. Fue el esfuerzo que hice. ¿Estuvo mal esforzarme? No.

No hubo problema por esforzarme, el problema comenzó cuando me sobre esforcé, quise lucirme, estaba en mi mejor momento y quería sentirme completamente de esa manera. El coche iba a subir el peldaño, solo tenía que esperar, ser paciente y esperar la ayuda, pero no lo hice.

El dolor siempre me está acompañando de manera discreta, se encuentra escondido en los músculos de mi pierna izquierda, esperando el momento justo para manifestarse, el momento cuando más vulnerable me encuentro. No conozco su propósito, no entiendo cuál es la razón de su aparición en tales momentos, y hasta la fecha no he tenido la madurez de afrontarlo y cuestionarlo, porque creo que ya se la respuesta y prefiero no escucharla.

Me lo imagino como una mancha. El dolor que me acompaña en cada paso que doy lo imagino como una pequeña mancha negra que se va haciendo más pequeña cada día, no se hace más débil, simplemente se vuelve más difícil de encontrar.

¿Metáfora?

Pues sí. Las metáforas son una forma que tengo para poder sobrellevar la realidad en la que vivo, intento encontrarle el sentido a cada cosa que sucede, o de darles otro sentido a las que ya sé que son. Que aburrido que el texto solamente hablara del dolor que me acompaña desde que me desgarre el pie, que aburrido pensar que una persona leería sobre como un desgarre me ha durado más de tres meses. Sobre todo, que aburrida la vida si todo fuera así de sencillo. Que aburrido si todo fuera literal.